Globalización fragmentada: fractura y recomposición geopolítica

En un contexto de conflictos persistentes y fracaso de gobierno mundial, las tensiones internacionales van en aumento. Tras la toma de posesión de Donald Trump, tres expertos analizaron, en nuestro último Coloquio de Riesgo País del 4 de febrero, las fracturas geopolíticas que están afectando al orden mundial y a las estrategias de las empresas.

La segunda toma de posesión de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos el 20 de enero puede haber hecho retroceder a los observadores ocho años, pero el mundo ha cambiado desde entonces. "Entre "Trump 1" y "Trump 2", hubo en primer lugar dos grandes conflictos, con la invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022, y el terrorismo militarizado de Hamás en octubre de 2023, al que Israel llevó a una recomposición de Oriente Próximo. A continuación, se aceleró el deterioro medioambiental, por un lado, y el desarrollo tecnológico, por otro», describe Thomas Gomart, director del IFRI.

Aunque todos estos acontecimientos ya han empezado a barajar de nuevo la situación geopolítica, es probable que la decisión de la nueva administración Trump de establecer el enfoque transaccional como principio rector de una política diseñada para "hacer grande a América de nuevo" fracture aún más el marco existente. "Tras evolucionar durante varias décadas en un mundo dominado por Estados Unidos y en el que existía cooperación geopolítica, hemos entrado en una nueva era de globalización, mucho más multipolar y volátil", confirma Famke Krumbmüller, EMEIA Leader en EY Geostrategic Business Group.

¿Estados Unidos, solo contra todos?

Aunque los expertos no descartan que la estrategia de Trump pueda tener efectos positivos para resolver los dos grandes conflictos en curso, es probable que las amenazas estadounidenses de introducir aranceles, y tras ellas la voluntad de presionar a los países afectados para que alcancen acuerdos favorables a Estados Unidos, hagan implosionar las alianzas existentes. "En este contexto, es interesante observar que existe un gran empuje y resistencia por parte de los países del Sur ( Brasil , India, Turquía ...), que están empezando a presentar quejas ante la Organización Mundial del Comercio en particular", señala Andrew Bishop, Socio Senior y Director General de Investigación Política de Signum Global Advisors. En su opinión, la primera potencia económica mundial está jugando un juego arriesgado "al obligar a los países a decidir si están de su lado o no". Y el experto añade que "al replegarse y convertir al mundo entero en sus enemigos, Estados Unidos está abriendo el camino a otros países, en particular a China". En estas circunstancias, una nueva Guerra Fría parece muy plausible, y es uno de los escenarios imaginados por EY Geostrategic Business Group. «Se trataría de un mundo dividido en bloques, uno dominado por Estados Unidos, otro por China e incluso un tercero dominado por otra potencia, describe Famke Krumbmüller. Luego, los países tendrían que posicionarse en uno de ellos.» Si surgiera un tercer bloque, India sería un candidato ideal para liderarlo. "El país está experimentando un fuerte crecimiento y podrá utilizar su dividendo demográfico en las próximas dos décadas, frente a una China que envejece", advierte Thomas Gomart.

Oportunidades para China

A corto plazo, sin embargo, es probable que la rivalidad chino-estadounidense siga siendo el principal motor de la remodelación geopolítica en curso, como ya lo es en el ámbito de la inteligencia artificial generativa. De hecho, algunos especialistas anticipan una escalada de la guerra comercial entre ambas potencias, que podría materializarse dentro de unos meses en forma de un aumento de los derechos de aduana por ambas partes más sustancial que el actual (un 10% más anunciado por parte estadounidense y un 15% más por parte china para determinados productos). Ante tal perspectiva, China no podría resignarse al statu quo. "En una situación de sobrecapacidad comercial, aunque no lo admita, el país necesita ahora desesperadamente para exportar", insiste Thomas Gomart. Si ve que el mercado norteamericano se cierra, tendrá que encontrar nuevas salidas y, al mismo tiempo, reforzar sus relaciones con sus socios.

Conviene recordar que la posición estratégica de China sigue dependiendo la falta de información sobre el país, controlada en parte por el partido único que lo dirige. Sin embargo, los expertos coinciden en las prioridades actuales del Imperio del Centro especialmente la inversión masiva en energía nuclear y en capacidad militar naval, un dato esencial para dominar el comercio.

Una Europa debilitada

Atrapada entre estos dos bloques, la Unión Europea está, a todas luces, considerablemente debilitada. En primer lugar, porque su principal fuerza motriz, la pareja franco-alemana, está debilitada en términos económicos y de política interior. En segundo lugar, porque su modus operandi histórico, "consistente en proyectar su poder en el mundo a través de normas y regulaciones – el poder blando-, sencillamente ya no funciona", afirma Famke Krumbmüller. Por último, porque sus políticas están a veces insuficientemente coordinadas. A este respecto, Thomas Gomart señala que las opciones diametralmente opuestas de Francia y Alemania provocan importantes diferencias de percepción entre los dos vecinos. Más dependientes del gas ruso que los franceses, que han vuelto a opción nuclear, los alemanes tienden a esperar más de una hipotética Ucrania de posguerra. Por último, Europa está sufriendo décadas de falta de inversión en el ámbito de la defensa, mientras que la unidad necesaria entre los Estados miembros para hacer frente a estos cambios se ve socavada por el auge de los partidos extremistas y euroescépticos.

Dado que Donald Trump también amenaza con imponer nuevos aranceles, Europa podría contraatacar rápidamente a pesar de estos obstáculos. "La política comercial es una competencia exclusiva de la Unión Europea y debemos esperar algún tipo de posición común en tal escenario", opina Thomas Gomart. Por todo ello, no cabe duda de que lo que se convertiría en la segunda gran confrontación transatlántica desde la guerra de Irak en 2003 podría dañar las relaciones entre Estados Unidos y Europa. ¿Hasta el punto de alterar el equilibrio geográfico? "Lo ideal sería una Europa fuerte que no necesitara vincularse a un socio ni depender de él, pero ése no es el caso", afirma Andrew Bishop. Como Plan B, tendría que depender de uno de los dos socios, Estados Unidos o China, pero no creo que Europa decidiera depender de China si Estados Unidos se convirtiera en enemigo. Al hacerlo, acabaríamos con un Plan C catastrófico, en el que Europa se encontraría entre los dos, en una posición de debilidad.

En cuanto a la posibilidad de una alianza reforzada entre la UE y China, Thomas Gomart señala que un informe del Consejo Nacional de Inteligencia de EE.UU., elaborado en 2021, mencionaba un posible acercamiento por motivos ecológicos. "Debemos tener esto en cuenta", concluye. Es cierto que la República Popular de China ha sabido invertir masivamente en la transición energética, lo que la opone a la nueva agenda de Donald Trump.

Empresas: replantearse las estrategias

En este panorama cambiante e incierto, a las empresas les resulta difícil saber qué estrategia adoptar. "Aunque poco a poco empiecen a asumir este nuevo y volátil panorama geopolítico, hay que decir que lo hacen demasiado tarde y con demasiada lentitud", lamenta Famke Krumbmüller, que reclama un enfoque más proactivo.

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