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Riesgo político y social: lo que hay que tener en cuenta en 2025

Inestabilidad política, malestar social, rivalidades geopolíticas, auge del populismo, conflictos armados, golpes de Estado. . . Tras un año de fervor electoral, combinado con la agitación geopolítica que afecta al comercio mundial, el riesgo político es ahora una realidad duradera, compleja y preocupante a la que las empresas deben hacer frente.

Da comienzo una nueva etapa

2024 fue un año crucial en muchos aspectos, con más de 70 países implicados en situaciones de inestabilidad política (entre ellos, 7 de los más poblados del mundo) y la mitad de la población mundial acudiendo a las urnas, lo que supone alrededor del 55% del PIB mundial. Desde Estados Unidos a Sudáfrica, pasando por el Reino Unido, Japón y Senegal, esta oleada electoral sin precedentes ha intensificado la inestabilidad política. 

Esta tendencia se refleja en el índice de Riesgo País de Coface, que sigue siendo elevado (40,2%) y superior a la media anterior a los comicios del 19-C (+1,3 puntos). Después de varios años de volatilidad tras la pandemia, 112 de los 162 países evaluados se enfrentan a un mayor nivel de riesgo político y social que antes de 2020.

Los riesgos políticos y sociales se mantienen en niveles extremadamente elevados. Esto demuestra que comienza un nuevo capítulo en un mundo en profunda mutación, donde las fracturas entre las principales economías siguen remodelando los flujos comerciales y debilitando la estabilidad política y la cohesión social.

- Ruben NIZARD, Jefe de Análisis de Riesgos Sectoriales y Políticos de Coface. 

 

Inestabilidad política: falta de orientación y riesgo de deriva

Para tener en cuenta

Este año de agitación electoral ha supuesto un descenso para la mayoría de los partidos gobernantes. Estos cambios han puesto de manifiesto la profunda insatisfacción de los votantes ante unas condiciones económicas y sociales percibidas como en declive. Los vientos de cambio han soplado con fuerza, sin disipar las incertidumbres políticas, como demuestra la pérdida de la mayoría absoluta del CNA en el Parlamento sudafricano (¡por primera vez desde el fin del apartheid!), y la repentina caída de la popularidad del Primer Ministro británico. En las elecciones anticipadas de febrero de 2025, Alemania tampoco se libró de esta ola de rechazo a los titulares, con el SPD superado en las urnas por la CDU/CSU, pero también por la AfD. 

"Los votantes barrieron principalmente a los líderes de los partidos, más que a una línea política concreta. Y, a falta de una orientación clara, el riesgo de deriva se agrava", subraya Rubén Nizard.

A controlar

El anclaje de los partidos extremistas en el paisaje político. La incertidumbre política crece con el auge del populismo en todo el mundo, y especialmente en Europa. Más de una cuarta parte de los escaños del Parlamento Europeo están ahora ocupados por la derecha radical y los populistas. La extrema derecha gobierna en tres países (Italia, República Checa y Hungría) y forma parte de siete gobiernos nacionales. En Europa del Este, la sombra de Rusia se cernió sobre varias elecciones (Austria, Rumanía, Georgia, Moldavia), complicando los esfuerzos de integración europea, palanca clave para luchar contra la fragmentación financiera, energética, reguladora, fiscal, social y política.

Rechazo de los líderes, un cambio sin rumbo. En los próximos meses, se observarán de cerca los primeros pasos de la AfD y del nuevo Gobierno de coalición alemán, así como las próximas elecciones federales en Canadá y Australia. Por su parte, Polonia y Rumanía tendrán que elegir entre apertura europea o repliegue identitario. Menos cargado que el año pasado, el calendario electoral de 2025 podría sin duda perpetuar el fenómeno de rechazo a los titulares, sin prometer aclarar más las cosas.

Inquietud social y debilidad política

Para tener en cuenta

Alimentada por la inflación y la desconfianza en las instituciones, la agitación social no perdonó a las economías avanzadas (Francia, Reino Unido) en 2024 y se produce ahora en Hungría, Serbia y Turquía. La debilidad política, que sigue deteriorándose desde la década pasada, certifica la erosión del Estado de Derecho y de las libertades civiles en muchos países.

A controlar

Mayor movilización social. En Europa, el enfado de los agricultores se ha intensificado, sobre todo ante el acuerdo de libre comercio entre la UE y Mercosur, considerado por muchos un factor de competencia desleal. También en India, ante la proximidad de las elecciones legislativas, el movimiento "Delhi Chalo" ("De camino a Delhi") ha vuelto a movilizar a muchos agricultores que protestan contra la inacción del gobierno en la cuestión de un precio mínimo garantizado para todos los cultivos.

El impacto de las tensiones geopolíticas. La inestabilidad social crece a medida que aumenta la agitación geopolítica, como se vio en la guerra entre Israel y Hamás, que provocó importantes oleadas de movilización en muchos países.

Riesgos geopolíticos: seguridad económica y alta tensión en las rutas comerciales

Para tener en cuenta

La rivalidad entre Estados Unidos y China, las guerras entre Israel y Hamás y entre Ucrania y Rusia: las turbulencias geopolíticas están remodelando las rutas comerciales entre países, en función de su esfera de influencia. Las asociaciones comerciales entre países occidentales se están desmoronando, al igual que las existentes entre China y Rusia. La prueba: el comercio entre bloques geopolíticos (China-Estados Unidos, atlántico y no atlántico) se ha contraído más rápidamente que dentro de dichos bloques.

Las primeras semanas del mandato de Donald Trump ya han provocado grandes sobresaltos. El presidente estadounidense comienza a llevar a cabo sus amenazas proteccionistas hacia sus principales socios comerciales (China, Canadá, México, UE, etc.). La guerra comercial es ya una realidad. Los anuncios de nuevos aranceles a sectores estratégicos, junto con las medidas de represalia, alimentan el temor a los impactos sobre la economía mundial.

A controlar

Carrera geoestratégica y seguridad económica. Los principales bloques comerciales (China, EE.UU., Europa) están inmersos en una carrera geoestratégica, en la que cada uno afirma su liderazgo a través de su poder económico, tecnológico y militar. Barreras comerciales, aranceles, restricciones a la exportación, transferencias de tecnología: la política comercial es un instrumento clave. En los próximos meses y años, las medidas de seguridad económica serán habituales entre EEUU y China, pero también con otros actores como la UE, Canadá y México. Dependiendo de su posición en una u otra de las esferas de influencia, las empresas tendrán que adaptarse para hacer frente a estas medidas de seguridad económica, tanto en términos de importación-exportación como de inversión o política industrial.

El papel de los países intermediarios. Entre las sanciones políticas, la retirada económica y la interrupción de las rutas marítimas, el comercio dentro de los bloques geopolíticos se está intensificando. Países como México y Vietnam, proveedores de Estados Unidos, son ahora destinos principales de las exportaciones chinas. Estos países, que son verdaderos centros estratégicos, captan cuota de mercado en las cadenas de suministro entre Estados Unidos y China, ampliándolas sin que las rompa. Actualmente ganadores de la remodelación del comercio mundial, estos países podrían, a largo plazo, ser blanco de guerras comerciales y ver debilitado su papel de pivote en esta dinámica.

La sacudida de la Unión Europea. La UE parece ser una de las principales víctimas colaterales de la agenda de Donald Trump y de la agresividad comercial de China. Hasta ahora, al Viejo Continente le ha costado reaccionar. Oscila entre la incapacidad de adoptar medidas concertadas entre los Estados miembros y la necesidad de (re)convertirse en un actor estratégico, mientras que los retos relacionados con la competitividad económica e industrial, la transición energética y la innovación tecnológica son más acuciantes que nunca. De lo contrario, existe un riesgo muy real de que Europa se encuentre indefensa, tanto en sentido literal como figurado", afirma Ruben Nizard. Sin embargo, frente a la adversidad, Europa podría recuperar el impulso, y el programa de inversiones alemán y la iniciativa de defensa ReArm Europe demuestran que las líneas empiezan a moverse.

Conflictos armados y seguridad de las rutas comerciales. Los conflictos en Ucrania, Oriente Medio y Sudán mantendrán una presión sobre la seguridad de las rutas comerciales. El Mar Rojo y el Canal de Suez se han convertido en puntos críticos, como en el caso de los ataques a buques mercantes por parte de los Houthis en el Mar Rojo, que afectan al tránsito por el Canal de Suez, que representa el 12% del comercio mundial y el 30% del tráfico de contenedores. El resultado: el tráfico marítimo por este canal cayó más de un 50% en el último trimestre de 2024 en comparación con el mismo periodo del año anterior, y los transportistas prefirieron tomar la ruta del Cabo de Buena Esperanza.

A tener en cuenta en 2025

El riesgo (geo)político es ahora una realidad duradera para el comercio mundial. Las empresas se ven obligadas a adaptarse a este entorno multipolar, en el que la regionalización de los flujos comerciales perturba su cadena de suministro y, a veces, incluso toda su estrategia. Tanto más cuanto que factores adicionales, como las crisis climáticas, acentuarán esta tendencia.

- Ruben Nizard, Jefe de Análisis de Riesgos Sectoriales y Políticos de Coface.

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