Quince años después de las esperanzas de desarrollo económico, la «paradoja brasileña» muestra que el país sigue luchando por despegar y hacer realidad su potencial como país emergente. En los últimos diez años, su crecimiento se ha mantenido débil y la proporción de productos manufacturados en sus exportaciones ha disminuido.
Patricia Kraus, economista de Coface: Uno de los principales retos de Brasil para estimular su crecimiento económico radica en su capacidad para llevar a cabo ambiciosas reformas estructurales a pesar de un panorama político muy fragmentado.
Alto potencial pero débil crecimiento: la paradoja de la economía brasileña
La paradoja brasileña es la de una economía con un gran potencial, gracias a sus abundantes recursos naturales (agricultura, energía, minerales), pero que no cumple sistemáticamente las expectativas. En 2001, las perspectivas eran entusiastas: la aparición del concepto BRICs (Brasil,Rusia,India y China) auguraba un nuevo equilibrio geopolítico y económico en el mundo. Pero la cifra del 1 % de crecimiento medio anual entre 2013 y 2024 refleja el bajo rendimiento de Brasil dentro de los BRIC. Desde entonces, el país parece estar sufriendo una especie de «enfermedad brasileña»: la abundancia de recursos naturales y las exportaciones de materias primas van acompañadas de una desindustrialización temprana y un rendimiento mediocre en sectores esenciales como la educación. La comparación con otros cinco países con un PIB per cápita similar hace diez años confirma el bajo rendimiento de Brasil.
Evolución del PIB por persona (base 100 en 2013, precios constantes)


Marco fiscal restrictivo, caída de la inversión y reformas fallidas
¿Cómo se explica el débil crecimiento de Brasil? Este fenómeno puede explicarse por varios factores. En primer lugar, la economía, con tipos de interés prohibitivos para las inversiones y una presión fiscal importante sobre las empresas. Luego está el factor geopolítico, dada la falta de dinamismo en América del Sur y el escaso número de acuerdos comerciales firmados por el Mercosur. Por último, la política interna brasileña es un obstáculo: la fragmentación, es decir, el gran número de partidos políticos está frenando las reformas estructurales necesarias, en particular en el sector de la educación, que claramente está rindiendo por debajo de lo esperado.
El marco fiscal de Brasil también ha limitado la capacidad de inversión del gobierno. En 2023, la inversión pública representó solo el 2,6 % del PIB, en comparación con el 4,2 % en 2013. Durante el mismo período, la inversión privada también disminuyó, del 17 % al 14 % del PIB.
Vulnerabilidad geopolítica
El país sigue estando particularmente expuesto a las tensiones geopolíticas, especialmente a las recientes medidas aduaneras impuestas por la administración estadounidense. Desde el 12 de marzo de 2025, las exportaciones brasileñas de acero (el 60 % de las cuales tienen como destino Estados Unidos) y aluminio (15 %) están sujetas a derechos de aduana del 25 %. Este nivel contrasta con el tipo del 2,2 % aplicado anteriormente por la administración estadounidense a las exportaciones brasileñas medias. Esta situación es motivo de preocupación, ya que Estados Unidos sigue siendo el principal mercado para los productos brasileños.
Reformas estructurales y estrategias comerciales: dos palancas para el crecimiento
A pesar de los desafíos estructurales, la economía brasileña muestra perspectivas alentadoras en varios frentes estratégicos. Este es particularmente el caso de la reciente reforma tributaria, que es a la vez simplificadora y ambiciosa, al fusionar cinco impuestos existentes en un único impuesto al consumo.
Además, la reciente firma de un acuerdo comercial con la Unión Europea también abre importantes perspectivas de exportación para Brasil, especialmente en sectores como la agroindustria (incluida la producción de carne) y la industria del calzado. Sin embargo, la ratificación del acuerdo sigue siendo incierta.
Por último, Brasil cuenta con notables activos geográficos y tecnológicos que podrían permitirle establecerse como líder mundial en energías renovables, especialmente en los campos de la bioenergía y la energía eólica, ofreciendo así un camino hacia la transformación económica y medioambiental.