Las empresas afrontan importantes desafíos de forma diaria: crecer, mantener su rentabilidad, satisfacer las necesidades de sus clientes, expandirse hacia nuevos mercados, innovar... Su actividad es continua y está repleta de retos. No obstante, todas las organizaciones persiguen un fin prioritario: asegurar su flujo de caja y, en definitiva, su supervivencia. Y existe un aspecto que puede poner en peligro este objetivo de forma considerable: los impagos.
El riesgo de impagos es un problema generalizado que puede afectar a cualquier empresa, pues se origina cuando uno o varios clientes no cumplen con las condiciones de pago pactadas o, directamente, no abonan las deudas contraídas. Esta situación provoca una reducción de los ingresos previstos, lo que puede repercutir de manera significativa en la planificación financiera de la compañía y en su capacidad para afrontar sus propias obligaciones de pago. Si estos impagos se prolongan en el tiempo, pueden, incluso, amenazar la continuidad del negocio, convirtiendo este riesgo empresarial en uno de los más críticos.
De hecho, según los últimos datos de la patronal de pequeñas y medianas empresas Ceyme, el periodo de pago de facturas sigue siendo superior a 80 días de media, cuando el plazo legal está entre 30 y 60 días.
Causas que aumentan el riesgo de impago en una empresa
No todas las empresas tienen el mismo grado de exposición a los riesgos de impagos, pues cada una posee características únicas y opera en mercados o sectores distintos. Sin embargo, existen ciertos factores que pueden incrementar la probabilidad de que se produzcan estos impagos. Entre ellos, destacan:
- Operar en mercados o países con poca seguridad jurídica o política.
- Depender de una cartera de clientes fuerte, pero reducida.
- Cerrar operaciones comerciales sin conocer a fondo la situación financiera de los clientes o socios, o mantener relaciones con clientes que tienen un historial negativo de pagos.
- Falta de planificación financiera sólida y de un adecuado control interno.
- No establecer condiciones de pago claras para los clientes.
- No contar con herramientas de protección como el seguro de crédito.
- Falta de un procedimiento de cobro y recobro bien definido, con estrategias claras y protocolos estandarizados para gestionar la recuperación de deudas.
Cada una de estas situaciones puede llevar a una empresa a experimentar impagos, pero es posible implementar estrategias y herramientas para reducir significativamente esta exposición.
¿Cómo prevenir los impagos por parte de otra empresa?
Para reducir al máximo el riesgo de impagos, resulta esencial contar con el apoyo de una empresa especializada en la gestión del riesgo de crédito, como Coface, que proporcione un respaldo integral antes de firmar cualquier acuerdo comercial.
Uno de los pilares de esta prevención es disponer de información comercial fiable, la cual no solo incluye informes detallados sobre la situación económico-financiera de potenciales clientes, sino también evaluaciones de crédito (para determinar el límite de crédito recomendable), análisis del riesgo deudor (probabilidad de que una compañía incumpla sus compromisos de pago) o, incluso, la valuación de la propia empresa (que identifica fortalezas y áreas de mejora).
Con ello, se establecen límites de crédito realistas, se detectan señales de alerta con antelación y se evitan colaboraciones con empresas que presenten altos riesgos de impagos. Así, la compañía refuerza su solidez y protege sus operaciones frente a posibles incidencias en el flujo de caja.
Claves para gestionar el riesgo de impago en negocios
La prevención del riesgo de impagos debe complementarse con una gestión integral del riesgo de crédito que permita responder de manera eficiente ante cualquier incidente. En este sentido, además de contar con información comercial sólida, resulta decisivo contratar un seguro de crédito, ya que este instrumento cubre parte o la totalidad de la potencial pérdida en caso de que el cliente no cumpla sus compromisos de pago. Con ello, se salvaguarda la tesorería y se mantiene el equilibrio financiero, aun ante situaciones adversas.
Por otra parte, disponer de un servicio de recobro de deudas especializado facilita la recuperación de las deudas de manera ágil y profesional, evitando procedimientos judiciales prolongados y costosos.
La combinación de información comercial, seguro de crédito y recobro de deudas garantiza una protección completa frente a los diversos tipos de riesgos en empresas, asegurando la continuidad de la actividad y reforzando la posición competitiva del negocio.
No obstante, es recomendable complementar estas herramientas con políticas internas de control y seguimiento de pagos: establecer condiciones de crédito claras, diversificar la cartera de clientes y vigilar periódicamente su solvencia contribuyen a reducir el impacto de cualquier riesgo empresarial.
En definitiva, gestionar de forma integral el riesgo de crédito implica prepararse tanto para evitar impagos como para reaccionar con rapidez y eficacia si llegan a producirse, manteniendo la rentabilidad y la solvencia del negocio incluso en escenarios económicos inciertos.