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España consolida su liderazgo económico en Europa pese a la desaceleración global

Según las primeras estimaciones del INE, el PIB trimestral español creció un 0,6 % durante el primer trimestre de 2025, frente al 0,7 % del cuarto trimestre de 2024.

Aunque por debajo del trimestre anterior, la demanda interna volvió a ser el principal motor del crecimiento económico, con una contribución de 0,5 puntos porcentuales (pp) al crecimiento trimestral, gracias, en particular, al buen comportamiento del consumo privado y la inversión (gráfico 1). Además, tras una contribución negativa en el último trimestre de 2024, la demanda externa neta contribuyó positivamente con 0,3 pp en el primer trimestre de 2025, gracias al repunte de las exportaciones, impulsadas exclusivamente por los servicios, mientras que las importaciones crecieron a un ritmo más lento.

A pesar de esta ligera desaceleración con respecto a los trimestres anteriores, estas cifras confirman que la economía española sigue por buen camino y por delante de sus homólogas europeas en un entorno global incierto. Con un crecimiento anual del PIB del 3,2 % en 2024, España creció más del triple que la zona euro en su conjunto por segundo año consecutivo y representó más de un tercio del crecimiento de la zona euro el año pasado. Los datos del primer trimestre de 2025 confirmaron así esta tendencia positiva y el buen comportamiento de la economía española en comparación con las principales economías europeas1. Así, aunque España se quedó rezagada en su recuperación económica tras la pandemia, su PIB real no volvió a los niveles de 2019 hasta el segundo trimestre de 2022, frente a mediados de 2021 en el resto de la zona del euro, el país se posiciona ahora como motor del crecimiento regional.

Los factores que explican este buen comportamiento de la economía española y le permiten destacar frente a otras grandes economías europeas incluyen, en primer lugar, al turismo, que ha superado las expectativas incluso después de la recuperación post-COVID. En el primer trimestre de 2025, tanto las llegadas de turistas internacionales como su gasto alcanzaron cifras récord, lo que ha reforzado la demanda externa de servicios y ha compensado la caída en las exportaciones de bienes.

Además, España está aprovechando de forma creciente los fondos del Plan de Recuperación y Resiliencia de la Unión Europea. Con una asignación total de 163.000 millones de euros entre subvenciones y préstamos, el país ha comenzado a acelerar su uso, lo que ha impulsado la inversión pública y privada. Esto ha permitido que la inversión supere finalmente los niveles previos a la pandemia.

El consumo de los hogares también ha sido un pilar importante del crecimiento económico. La renta bruta disponible ha aumentado significativamente, en parte gracias a un mercado laboral dinámico y al crecimiento de los salarios, lo que ha mejorado el poder adquisitivo de las familias. Aunque el desempleo sigue siendo relativamente alto, ha disminuido considerablemente en la última década.

La inmigración ha jugado un papel clave en este contexto, contribuyendo al crecimiento de la población activa y ayudando a cubrir vacantes en sectores con escasez de mano de obra, como la construcción, la agricultura y el turismo. Esta mayor población también ha impulsado el consumo interno.

Por último, la competitividad de los costes laborales en España, que se mantienen por debajo de la media europea, ha favorecido la resistencia de su industria. A esto se suma una menor dependencia del gas ruso y un uso creciente de energías renovables, que han ayudado a contener los costes energéticos. Como resultado, la producción manufacturera española ha recuperado casi por completo los niveles de 2019, a diferencia de la media de la zona euro.

 

Previsiones para 2025

En 2025, la economía española debería mantener su impulso, aunque a un ritmo más lento, y seguir superando a sus homólogas europeas, a pesar de la incertidumbre del entorno mundial. Coface prevé que Alemania, Francia e Italia crezcan un 0,2 %, un 0,5 % y un 0,6 % en 2025, respectivamente. Se espera que todos los motores actuales del crecimiento sigan impulsando la actividad en los próximos trimestres.

El apagón generalizado que sufrió la Península Ibérica el 28 de abril debería tener un impacto marginal en el crecimiento económico de este trimestre, ya que se espera que las pérdidas económicas puntuales registradas ese día se compensen en los días o semanas siguientes.
 

Exposición de España a los aranceles estadounidenses

Aunque hasta ahora, la industria española se había mostrado más resistente que el resto de Europa, en los primeros meses de 2025 aparecieron los primeros indicios de desaceleración. De hecho, tras un año de expansión, el PMI manufacturero alcanzó en abril el 48,1, su tercer mes consecutivo en territorio contractivo debido al descenso tanto de la producción como de los nuevos pedidos, vinculado a la incertidumbre generalizada en torno al comercio mundial por la política arancelaria estadounidense. Frente a otras grandes economías europeas, España tiene un déficit comercial con EE. UU, que representó menos del 5 % de sus exportaciones de bienes en 2024, lo que la convierte en su sexto destino exportador.

En términos sectoriales, solo las aceitunas y el vino dependen de manera significativa del mercado estadounidense. Aunque España tiene una menor exposición a estos aranceles, su industria se vería afectada indirectamente si sus principales socios europeos se vieran afectados, especialmente Francia, Alemania e Italia, que representan el 40 % de las exportaciones de bienes españoles. Por ejemplo, aunque España es la única economía importante que sigue mostrando una tendencia positiva en la matriculación de turismos, la elevada dependencia de su sector automovilístico de la demanda externa ha provocado recientemente una caída de la producción de automóviles (-9 % interanual en el primer trimestre de 2025).